Aquel abril

Aquel Abril
Avanzábamos por la Calçada da Gloria, camino de Restauradores, final de Avenida da Liberdade. La calle estrecha hacía temblar el sonido grave de las gargantas convencidas. La estrenada noche encendía sombras de las voces. O MPLA é o povo, decíamos, ¡O MPLA é o povo!, sonaba. No éramos más de doscientos; pero nos sentíamos millones. Nuestras manos alcanzaban hasta un paisaje roturado de verde y rojo por la política de guerra colonial de fin de época. Una sucia guerra que se había prolongado desde los sesenta y que hundía cuatro años a las juventudes portuguesas en el fangal de las colonias africanas. De ese pudridero nació la revolución de los claveles; donde los capitanes y demás cuadros medios del ejército portugués fraguaron sus sueños democráticos apretados por la sangre corriente de la milicia obligatoria.

    Descubrieron de nuevo que el poder estaba en la punta de los fusiles; y  los volvieron contra el régimen, decorados de rojo aquel abril de euforia. En su estela viajábamos; nosotros, ingenuos y certeros jóvenes estudiantes españoles empujados a un exilio que no sabíamos nombrar. Moviéndonos en la soledad de nuestra edad. Tres entre millones. Nada que perder. Todo por ganar. Supimos entonces que el poder se puede lograr. Que los sistemas caen. Que los gobiernos se hacen con la ambición de las palabras. Éramos portugueses de la revolución de los claveles. Todo eso estaba moviéndose en la calzada de la gloria, y nos lanzaba a lo imposible. Al ritmo del bramido bronco de las voces de hombre. ¡O MPLA é o povo! E o povo é o MPLA*.

 *MPLA: Movimiento Popular para la Liberación de Angola

Aquel  Abril (Fragmento  de este relato del libro Carbayón en rojo)
© Luis E. García-Riestra
© Fotografía de Arturo Joaquín

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