Constituciones
Éramos la juventud de los primeros años setenta; la parte más politizada y la minoría habíamos pasado a militar en los partidos clandestinos de la izquierda. Actuábamos en primera persona en aquellas asambleas estudiantiles de facultad o de distrito donde miles de universitarios aprendían a participar en las claves democráticas y a elegir a los representantes que llevarían las propuestas reivindicativas de cambio a las cada vez más inquietas autoridades académicas. Luego promoveríamos las huelgas y las manifestaciones de protesta, cada vez más orientadas contra el régimen autoritario vigente. Finalmente los partidos ilegales salieron a la luz y, muerto el dictador, sus dirigentes negociaron juntos con el gobierno la transición política en el ambiente de aquellas movilizaciones ya ciudadanas que, al grito de libertad, amnistía y estatuto de autonomía, empujaban hacia la democracia que se conformaría en España a finales de la década. La condición comunista y socialista...











